dilluns, 2 d’abril del 2012

Luis Eduardo Aute y el cine

Una de las muchas canciones hermosas que ha escrito el polifacético cantautor Luis Eduardo Aute tiene por título “Cine, cine”, compuesta en 1984. La letra dice así:
Recuerdo bien
aquellos «cuatrocientos golpes» de Truffaut
y el travelling con el pequeño desertor,
Antoine Doinel,
playa a través,
buscando un mar que parecía más un paredón.
Y el happy-end
que la censura travestida en voz en off
sobrepusiera al pesimismo del autor,
nos hizo ver
que un mundo cruel
se salva con una homilía fuera del guión.

Cine, cine, cine,
más cine por favor,
que todo en la vida es cine
y los sueños,
cine son.

Al fin llegó
el día tan temido más allá del mar,
previsto por los grises de Henri Decae;
cuánta razón
tuvo el censor,
Antoine Doinel murió en su «domicilio conyugal».
Pido perdón
por confundir el cine con la realidad,
no es fácil olvidar Cahiers du cinéma,
le Mac Mahon,
eso pasó,
son olas viejas con resacas de la nouvelle vague.

Escena de "Días de viejo color", con la presencia de Luis Eduardo Aute

Estos tecnicismos cinematográficos tienen una cierta explicación. El popular cantautor nació en  Manila (Filipinas) el 13 de septiembre de 1943, hijo de un catalán originario del barrio barcelonés de Gracia. En 1951 realizó su primer viaje a España, donde permaneció instalado en un hotel madrileño durante un año. A su regreso a Manila se le despertó un gran interés por el mundo del cine, y se sintió impactado  especialmente por dos películas: “La ley del silencio”, que le provocó una gran admiración por su director Elia Kazan, y “Niágara”, donde descubrió la gran belleza de Marilyn Monroe.
En 1954 la familia regresó definitivamente a España, inicialmente a Barcelona y posteriormente a Madrid. En su etapa adolescente el cine le fue interesando y se encontró de nuevo con Elia Kazan, a través de la mítica película “Al este del Edén”, que llegó a deslumbrarle. No es de extrañar que de su pluma, saliese una canción titulada “Las cuatro y diez”, que Rosa León la hizo popular en 1972:

Fue en ese cine, ¿te acuerdas?,
en una mañana, “Al este de Edén”,
James Dean tiraba piedras
a una casa blanca, entonces te besé.
Aquélla fue la primera vez,
tus labios parecían de papel,
y a la salida en la puerta
nos pidió un triste inspector nuestros carnets.
Luego volví a la academia
para no faltar a clase de francés,
tú me esperaste hora y media
en esta misma mesa, yo me retrasé.
¿Quieres helado de fresa
o prefieres que te pida ya el café?.
Cuéntame como te encuentras,
aunque sé que me responderás: muy bien.
Ten, esta foto es muy fea,
el más pequeño acababa de nacer.
Oiga, me trae la cuenta,
calla, que fui yo quien te invitó a comer.
No te demores, no sea
que no llegues a la hora al almacén;
llámame el día que puedas,
dáte prisa que ya son las cuatro y diez.

Programa de mano de la película “Al este del Eden

Sobre 1962, y tras una estancia en París, descubrió el cine de François Truffaut, Buñuel, Kubrick, Jean Luc Godard o Roger Vadim. También descubrió las letras de Brassens y Brel y algunas revistas especializadas. A partir de aquí decidió compaginar la pintura con la creación cinematográfica. Su primera actividad cinematográfica la desarrolló en 1963, trabajando como segundo ayudante de dirección en la película “Cleopatra”, de J. L. Mankiewicz; al año siguiente, con la misma responsabilidad, colaboró en la película dirigida por Maurice Ronet, “La vida es magnífica”, donde tiene un papel estelar Ginés Cuesta, cronista gráfico del barrio del Verdún, que cuenta con un legado de más de 4000 fotografías.
En 1967 apareció durante unos minutos en la gran pantalla, cantando en francés en una terraza de Torremolinos (Málaga), luciendo unas vistosas patillas. La película, obra de Pedro Olea, fue “Días de viejo color”.
En 1971 realizó los paneles para la obra “Marat Sade”, de Meter Brooks, y los carteles para los ciclos sobre Godard, Buñuel y el Nuevo Cinema Brasileño, del cine California, de Madrid.
En 1974 escribió la banda sonora de la película “Los viajes escolares”, de Jaime Chavarri. Tiempo más tarde lo hizo para “Emilia, parada y fonda”, de Angelino Fons, “Viaje a la Alcarria”, de Antonio Rico. En 1976 realizó la banda sonora de “La viuda andaluza”, de Francesc Betriu. Posteriormente realizó la misma función para las películas “In memoriam”, “Esposa y amante”, “Mi hija Hydelgart”, “Arriba Azaña”, “El hombre de moda”, “Función de noche”, “Pablo y Virginia”, entre otras más.

Escena de la película “La vida es mágnífica”, donde conversan Maurice Ronet y Ginés Cuesta
 
Roberto Lahuerta
Autor del libro “Los cines de Nou Barris”

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